lunes, 3 de septiembre de 2018

La de San Quintín (1894). Benito Pérez Galdós


Comedia en tres actos y en prosa de Benito Pérez Galdós (1843-1920) estrenada en el Teatro de la Comedia de Madrid la noche del 27 de enero de 1894.
Reparto: María Guerrero (Rosario), Concha Ruiz (Rufina), María Cancio (Lorenza), Miguel Cepillo (Don César), Emilio Thuillier (Víctor), Alfredo Cirera (Don José Manuel), Sr. García Ortega (Marqués de Farfán), Sr. Balaguer (Canseco). Dirección: Emilio Mario.

El acaudalado anciano don José Manuel de Buendía, que convive con su hijo César, un personaje vil y mujeriego, invita a doña Rosario de Trastámara, duquesa viuda venida a menos, a pasar una temporada en su finca. Don José Manuel fue administrador de la familia de Rosario y al cabo de los años se quedó con todas sus propiedades. Una vez instalada, doña Rosario recibe la declaración de amor de Víctor, hijo ilegítimo de César. César también pretende a la joven y ofrece una importante cantidad de dinero a su hijo para que abandone la ciudad. Víctor lo rechaza por orgullo y dignidad. Rosario, favorablemente sorprendida por este gesto, finalmente acepta las proposiciones del joven y juntos deciden emprender una nueva vida en América.

Galdós, en el terreno evolutivo, no ha dado el paso atrás; antes bien sigue avanzando en él; no aborda la innovación total, pero persevera en gran parte de ella, aunque no prescinde de uno de los elementos viejos, la retórica, quizá porque es un elemento hermoso, con el cual hemos educado el oído y la sensibilidad en la lectura de los clásicos. Pero innovador o retórico, Galdós triunfa. Triunfó anoche por completo, ora con el diálogo primoroso y castizo, ora con la frase enérgica y sonora, despertando el interés unas veces, deleitando otras con el hábil diseño de un carácter, admirando siempre con el centelleo de su talento. (López-Ballesteros en La Correspondencia de España del 28 de enero de 1894)

Benito ha triunfado en toda la línea: la escena no tiene ya secretos para él; maneja los resortes dramáticos como el más hábil organista los registros del instrumento que responde a sus ideas, y el maestro de la novela es ya maestro en el drama. Que sea enhorabuena y que nos sirva a todos de regocijo, porque para el teatro moderno español se abren dilatados horizontes, demostrándose que podemos brillar con las nuevas tendencias tanto como brillamos con las antiguas. (El Día del domingo 28 de enero de 1894)

La de San Quintín es una comedia absolutamente original, vaciada, como diría el maestro Ferreras, en moldes completamente nuevos. Es una obra más que moderna, modernísima, llena de atrevimientos y de audacias. El Sr. Galdós proclama en ella valientemente la superioridad del pueblo sobre la aristocracia. (Alejandro Sawa en El País del 28 de enero de 1894)

La de San Quintín es una comedia sumamente original en su concepción y en su estructura, sana de pensamiento, elevadísima de miras y en extremo atrevida por la noble y ruda franqueza con que están expuestos los ideales que en ella se desenvuelven. (J. Arimón en El Liberal de 28 de enero de 1894)

Aquella gente vive, y durante el curso natural de la vida... surge, se agita, corre y cumple el pensamiento dramático. Conseguir esto por modo tan natural y con tal verdad, es el fundamento principalísimo del gran triunfo de Galdós. (José Zahonero en La Justicia del 28 de enero de 1894)

El estilo de Galdós, pintoresco, fácil, impregnado de humorismo fino y sutil, grandioso a trechos, oportuno, incisivo y eficaz siempre para herir la mente y el corazón del público, campea en toda la obra. (Amaniel en El Imparcial de 28 de enero de 1894)

El autor se impuso al público desde las primeras escenas, y desde aquel momento el triunfo no pudo ser más completo. Las bellezas del diálogo, superiores a toda ponderación, los pensamientos profundos de que está salpicado, las frases ingeniosas, la novedad de los chistes, lo bien delineado de los caracteres, arrebataron al auditorio, y Galdós fue llamado al proscenio al terminar el primer acto, y lo que pocas veces sucede, a la mitad del segundo. Una frase, una sola frase felicísima valió al ilustre autor de Gloria esta honra casi inusitada y una ovación estruendosa. (La Iberia de 28 de enero de 1894)
 
La de San Quintín es la mejor obra dramática del Sr. Pérez Galdós; pero aun se ve que el novelista vence al autor de comedias. Todas las cualidades propias de la novela: la descripción, el diálogo, la presentación de los caracteres que han de figurar en la obra, brillan con luz esplendente en la nueva comedia del eminente novelista. Todos los aplausos, o casi todos, los obtiene por la frase. Rara vez las situaciones alcanzan igual premio. Seguramente, el Sr. Pérez Galdós llegará a poseer esa práctica teatral, esa habilidad escénica de que ahora carece. Cuando esto logre, le saludaremos como a un autor dramático de primera fuerza. (Pedro Bofill en La Época del 28 de enero de 1894)

La perseverancia incansable, el esfuerzo inteligente y la inspiración genial de Pérez Galdós, triunfaron por último anoche, y esta vez de manera definitiva y concluyente, de las dificultades y los escollos que el teatro ofrece a quien, sin un largo aprendizaje y una vocación decidida, pone mano en el empeño siempre arduo de desafiar frente a frente el aplauso o la censura de las multitudes. (H. y S. en Heraldo de Madrid de 28 de enero de 1894)

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