jueves, 2 de agosto de 2018

Fantasmas (1915). Manuel Linares Rivas



Comedia en dos actos y en prosa de Manuel Linares Rivas (1866-1938) estrenada en el Teatro Lara de Madrid el 25 de noviembre de 1915.

Reparto: Rafaela Abadía (Angélica), María Luisa Moneró (Rosario), Leocadia Alba (Romualda), La Viuda de Cifuentes (Amalia Sánchez Ariño), La Hermana de la Viudad de Cifuentes (Virginia Alverá), Juana (Antonia Herrero), Raimundo (Emilio Thuillier), El Doctor Urgente (Rafael Ramírez), Cañaveral (José Isbert), Enrique (Emilio Valentí), Gutiérrez (Salvador Mora). Decorados de Yáñez.

Un hombre sensato ve alterada su vida cuando descubre que su esposa se ha escapado con otro. Pese a los convencionalismos, rehúye el dramático trance del duelo frente al usurpador, y sólo desea comenzar una nueva vida. Sin embargo, antes revela al amante que en realidad ella no era su esposa, pese a las apariencias, lo que hiere el orgullo de aquél.

Alguien ha dicho que Linares Rivas es "un demoledor, un firme partidario de hacer revolución desde arriba". Nada más cierto. Sus comedias son siempre y muy francamente revolucionarias, revolucionarias contra el ambiente de nuestra sociedad actual. Claro que esto no deja de asombrar a algunas gentes que conocen las ideas política y la posición del señor Linares Rivas, cosas ambas mucho más a propósito para hacer pensar a los hombres de modo distinto. (F. González Rigabert en El Globo de 26 de noviembre de 1915)

Podrán haberse deslizado frases que no aceptemos; pero, en el conjunto, es tal vez la mejor y más bella producción de Linares Rivas, y, seguramente también, una de las más profundas que su talento ha llevado a la escena. (G. Campos en El Correo Español de 26 de noviembre de 1915)

¡Oh, querido amigo D. Manuel! En buena os habéis metido desde “La garra”, de la que “Fantasmas” parece una continuación. De ahora en adelante, como es conveniente y justo, queda obligado a decir siempre algo… en las obras que lleve a la escena. (S.A. en Heraldo de Madrid de 26 de noviembre de 1915)

Esta obra audaz y disolvente fue recibida por el encopetado público de Lara con entusiásticos aplausos y repetidas aclamaciones al autor.
Yo no digo que todos los que aplaudían fuesen convencidos; lo que sí me arriesgo a asegurar es que todos fueron vencidos por el arte, la sinceridad y la emoción que campean triunfantes en los dos actos de la comedia, esmaltados de bellos pensamientos, humorísticos conceptos e incisivas y mordaces saetas a lo largo del diálogo. (José de Laserna en El Imparcial de 26 de noviembre de 1915)

La comedia está desarrollada con verdadera maestría. La acción es interesante, de efecto y de gran intensidad emotiva. Se desenvuelve rápida y muy teatralmente, y no hay nada, absolutamente nada, que huelgue en ella. (…)
En el diálogo, siempre vivo y rebosante de fina ironía, hay frases muy hondas y valientes que promovieron y promoverán en todas las representaciones de “Fantasmas”, que serán muchas, entusiastas aplausos. (…)
Seguimos maravillándonos de que un hombre que piensa en radical y que dice las cosas que él dice, se apellide en política conservador.
¿No será esto una broma que nos da Linares Rivas? (A. en El Liberal de 26 de noviembre de 1915)

El éxito de Linares Rivas fue definitivo. El público, entusiasmado, le ovacionó al terminar los dos actos, y por los estrechos pasillos del interior del teatro desfilaron innumerables escritores, artistas y amigos para felicitar al ilustre autor. (Xavier Cabello en La Mañana de 26 de noviembre de 1915)

Ha vuelto Linares a proseguir su labor dentro de la comedia burguesa, encubriendo con las más raras lindezas de palabra y de ambiente, grandes atrevimientos de concepto, sentencias formidables, una verdadera revolución en la técnica escénica y en la moral del teatro. (…)
Es “Fantasmas” una comedia maravillosa, a la moderna, que tiene cuanto pueda tener una obra de teatro para inspirar todos los grandes sentimientos, despertar las más fuertes emociones y los odios más profundos y tenaces. (Arturo Mori en El País de 26 de noviembre de 1915)

La acción está llevada con un interés tal, que el débil argumento tiene en suspenso la atención del espectador durante los dos actos. Más discutible es la tesis. (…) Se pueden discutir las ideas de Linares, (¿qué pregunta no tiene respuesta, y para qué idea no hay otra contraria?) lo que no se puede discutir es que esta comedia es la más bella de Linares y que ha merecido el gran éxito que obtuvo, al que contribuyó directamente Emilio Thuillier. (Tomás Borrás en La Vanguardia de 10 de diciembre de 1915)

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